Permitan el anglicismo empleado en el título, pero, como es fácil imaginar, simplemente utilizado como llamada de atención, una vez más, alrededor de la importancia social que tiene disponer de un sistema autónomo, soberano y bien organizado de producción y distribución de alimentos sanos, saludables y asequible para todas y todos, y con lo menor impacto ambiental posible.

Estas semanas de los meses de enero y febrero del 2024, nuestras labregas y labregos se manifiestan, entre otras cosas, por los bajos precios de sus productos en origen, y por el incumplimiento de la legislación (ley de la cadena alimentar). Manifestaban una obviedad, la injusticia y la ilegalidad de no poder obtener un salario mínimo que les permita vivir dignamente de su trabajo. ¿Esto es importante? El sentido común los dicen que sí, siempre, y más cuando hablamos de las personas que nos dan de comer, entre otros servicios. El problema está cuando el sistema de producción define las relaciones de producción, redundancia incluida. Cuando el sistema está diseñado para que determinados sectores y núcleos de presión, productivos y no productivos, se muevan exclusivamente en el beneficio económico (monetarista) como el único fin y objetivo de la producción y tráfico de alimentos. Y el problema se afila, y clavara como aguijón, cuando hablamos de alimentación: derecho fundamental.

Como redundábamos, cuando el sistema impone las relaciones de producción, estamos organizando un paisaje solamente a la luz exclusiva del beneficio usurero de los centros de interés, apoyados en el diseño de políticas claramente articuladas, y ajenas al derecho de alimentación y de la producción digna y equilibrada entre los campos sociales, ambientales y económicos, utilizando consumidoras y productoras cómo sencillos y necesarios los eres de la cadena de beneficios: el otro tipo de bioeconomía, la que necesita de las personas vivas (sobrevivientes) para suministrar el negocio correspondiente.

Cuando miramos para “Eo-alimenta” podemos observar que el fundamental son los modelos/relaciones de producción. Una aproximación agroecológica, con productos de cercanía, de grande calidad nutricional, ambiental y social. Las relaciones de producción la esta escala creían un sistema equitativo, generando comunidad y reduciendo hasta lo máximo posible la huella ambiental al acortar los canales de distribución, tanto desde la perspectivade la importación de insumos (materias primas para alimentación del ganado, agroquímicos), como de la distribución del producto. Y también ahorra “burrocracia”, la relación de autoconfianza productor-consumidora no precisa de decretos, reales o no, que aseguren una excelente calidad del producto a un precio digno.

No se trata de promover la vuelta a la procesos de autarquía en la producción y comercialización, pero si atendemos a las indicaciones geográficas protegidas, y a los programas internacionales firmados por el Estado, se hace evidente que no estamos contribuyendo, y sí estamos incumpliendo, los criterios de sostenibilidad cuando importamos productos procedentes de terceros países a miles de kilómetros (elevada huella ambiental), o sin los controles y niveles de exigencia firmados para la producción interior. Estas necesidades incluirán también el pago de un precio digno a las productoras, sean de donde sean, y entendemos que indicar los precios de origen y modo productivo, parejo al precio de venta, sería una herramienta importante, cuando menos para que la consumidora había podido decidir. Si insistimos en fortalecer el actual sistema en el que predomina el agronegocio frente al derecho fundamental de la alimentación, el futuro pasará por la desaparición de la producción local, a la que se le exige suministro de producto sin asegurar un salario digno.

La producción alimentaria no puede ser el campo de juego en el que el ganador venga determinado por relaciones y normativas “ad hoc” que favorezcan el enriquecimiento de determinados sectores en detrimento de quien produce, y de que tiene derecho a consumir alimentos sanos y accesibles. Esta es la propuesta que podemos encontrar en “ Eo Alimenta": producción de calidad, ambiental y socialmente responsable, con precios equilibrados para las productoras (salarios dignos) y justos para las consumidoras (precios accesibles).

Emilio V. Carral Vilariño